Últimamente, con mis coachees, estoy trabajando metas relacionadas con su peso y con su salud. Me contactan después de haber probado varias dietas, insatisfechos por no haber conseguido estabilizar su peso o haber recuperando rápidamente los kilos perdidos.
Muchos de ellos no están contentos con su forma física y esto tiene un impacto negativo en la relación que tienen con ellos mismos y con su propia AUTOESTIMA. La primera cosa siempre les digo es que son no somos sólo cuerpo, sino que también mente.
Por este motivo no hay que enfocar nuestras energías sólo en el aspecto físico, sino que en el mental también.
Sí, porque el CUERPO y la MENTE están estrechamente relacionados y el malestar de uno afecta a la otra.
Si no puedo bajar de peso no es sólo debido a una mala alimentación.
De hecho hoy en día es fácil tener informaciones sobre una alimentación saludable y sobre las propiedades de los alimentos.
Muy a menudo lo que nos falta es una mayor conciencia de lo que nos está obstaculizando mentalmente en lograr nuestro objetivo, de cuales mecanismos mentales nos están frenando y ralentizando.
¿Cuántas veces te has sentido culpable después de comerte un buen trozo de tarta de nata y chocolate cuando estabas tratando de seguir una dieta?
¿Y cuántas veces, mientras estabas a régimen, te sentiste frustrad@ por todas las restricciones dietéticas que tenías que seguir?
La dieta a menudo se vive como un conjunto entre frustración, por no poder comer lo que nos gusta, y culpa por no respetar las reglas que nos hemos propuesto.
Es natural que si vivimos una dieta de esta forma no vamos a obtener nada bueno.
La dieta básicamente no es más que una herramienta para aprender a comer de una forma más equilibrada, para aumentar nuestro estado de salud, y por qué no, para disfrutar más de la comida que comemos.
Sí, porque las restricciones son tales, sólo si se interpretan de esa manera.
Y ¿si pudiéramos aprender a cambiar nuestra forma de ver las cosas?
Y ¿si hubiera una manera de ver esas restricciones como un regalo que nos estamos haciendo?
Al fin y al cabo, si lo piensas bien, no comer cada día una hamburguesa con patatas fritas no es una renuncia, sino un regalo que estoy haciendo a mi cuerpo.
¿Porqué un regalo?
Porque al elegir una comida diferente le estoy ofreciendo los nutrientes necesarios para su salud, para que se sienta lleno de energía para enfrentarse a las tareas diarias.
Cuando comemos de forma desequilibrada o elegimos un tipo de alimento poco saludable, nos estamos tratando mal.
Recuerda que la alimentación nos es nada más que una forma natural que tenemos para cuidarnos y respetarnos diariamente.
Lo que comes tiene una influencia directa sobre tu mente y tus sus emociones.
El primer paso para bajar de peso y conseguir tu peso ideal es CAMBIAR DE PARADIGMA, cambiar la forma con al que estamos acostumbrados a ver la realidad.
Muchas veces estamos tan obsesionados con la idea de lograr algo que nos olvidamos de disfrutar del viaje que nos lleva a él.
Estamos tan obsesionados con la idea de adelgazar que nos olvidamos de la verdadera razón de para que lo estamos haciendo: cuidar de nosotros mismos, querernos y respetarnos.
Cuando nos centramos en el PARA QUÉ, olvidándonos del resultado, entonces la forma de ver las cosas cambia y por lo tanto también la forma de vivirlas.
¿Te imaginan a un niño que tiene tanta prisa por crecer, que finalmente se olvida de disfrutar de las diferentes etapas de su crecimiento, porque lo único que le interesa es llegar a ser un adulto? No tendría sentido, ¿verdad?
Como he dicho al principio no somos sólo el cuerpo sino también mente, y esta es una de las más grandes aliadas que tenemos aunque a menudo se nos olvide.
Es la mente la que nos hace ver una dieta como una restricción o como un regalo, es ella que crea los hábitos cotidianos que nos acercan o nos alejan de nuestros objetivos.
¿Quieres llegar a tu peso ideal?
Empieza a usar tu mente como una ALIADA y no como una ENEMIGA.
Hazlo siguiendo estos pequeños pasos:
- HAZ UNA LISTA DE LOS HÁBITOS “MALOS”
Coge papel y lápiz y escribe ahora todos los hábitos que te impiden tener una alimentación saludable, adelgazar y sentirte más en forma.
Por ejemplo: Siempre me como un pastel cuando tomo café, cuando vuelvo a casa del trabajo descargo mi estrés comiendo lo que encuentro en la nevera……ETC ETC……
- IDENTIFICA LO QUE ESTÁ DETRÁS DE CADA HÁBITO
Empieza con uno si quieres.
Pregúntate que está detrás de este hábito.
Por ejemplo ¿porqué tienes la necesidad de comerte un pastelito todos los día? ¿Qué está detrás del antojo de dulce?
¿Es para cubrir una necesidad emocional o fisiológica?
Si es fisiológica te pregunto: ¿estás comiendo la justa cantidad de carbohidratos?
¿Estás comiendo alimentos que tengan naturalmente un sabor dulce (calabaza, la zanahoria o la remolacha…)?
Si estas condiciones faltan nuestro cuerpo crea el antojo de dulce para compensar una carencia fisiológica.
Si al revés la causa es emocional entonces escúchate y toma consciencia de que es lo que te pasa: ¿Te sientes sol@, triste, estresad@?
Comer para cubrir una carencia emocional te dará placer inmediato y a corto plazo, pero no cubrirá tus necesidades más profundas.
Si te duele una muela porque está cariada, ¿te tomas un ibuprofeno o te vas al dentista? Entonces ¿porqué te comes un dulce si estás triste?
¡Céntrate en el problema real y enfréntate a ello!
- ELIGE NUEVOS HÁBITOS POSITIVOS QUE DEBILITEN LOS QUE QUIERES CAMBIAR.
Si lo que quieres es adelgazar y sentirte más a gusto con tu cuerpo, entonces piensa en nuevos hábitos que te ayuden a conseguirlo.
Por ejemplo, ¿te gustaría tener el hábito de tomarte una infusión depurativa todos los días?
¡Perfecto! Podrías, cuando vuelves a casa del trabajo, prepararte una riquísima infusión en vez que abrir la nevera y comerte lo que encuentras.
- REPITE LOS NUEVOS HÁBITOS.
Ahora que sabes que nuevos hábitos quieres sólo hace falta repetirlos constantemente y con frecuencia: todos los días.
Hazlo por lo menos durante un mes para que se transformen en algo automático en tu vida.
Repitiéndolos todos los días a la misma hora se convertirán en parte integrante de tu vida.
Un buen método es lo de unir esta nueva costumbre a otra que ya haces de forma automática.
Si por ejemplo, cuando vuelves a casa sueles encender el ordenador para leer tu correo electrónico, podrías empezar a prepararte la infusión en este momento.
- ACTÚA COMO SI.
Si ya fueras aquella persona que quieres ser, si ya tuvieras tu peso forma y quisieras mantenerlo, si ya quisieras muchísimo a tu cuerpo ¿cómo te comportarías?
¿Qué tipo de comida elegirías cuando sales a comer fuera? ¿Harías deporte? ¿Cómo te vestirías?
Pues empieza a pensar como si ya fueras la versión de ti mismo que deseas y actúa de manera consecuente.
- ORGANÍZATE Y DISFRUTA
Si quieres comer de forma más saludable ¡organízate!
Deja de comprar lo que quieres dejar de comer. Si quieres dejar de comer chocolate todos los días ¡no lo compres!
Elige comida de mejor calidad: Incorpora carbohidratos complejos de absorción lenta, como los cereales integrales (arroz integral, arroz negro, quinoa, mijo o trigo sarraceno).
Toma sólo grasa saludable. Hay grasas buenas en aceites vegetales (oliva extra virgen, sésamo, y coco), en los frutos secos (nueces, almendras, avellanas, anacardos y piñones), y en las semillas (chía, cáñamo, girasol, calabaza, sésamo y lino). Elimina las grasas saturadas o hidrogenadas que encuentras en las patatas chips, las magdalenas, los dulces o los crackers
Ten siempre en la nevera fruta y verdura: cuando tengas hambre por la tarde cómete una fruta en vez que recorrer a pastelitos.
Aprende nuevas recetas y nuevas formas de cocinar: ¡comerás mejor y al mismo tiempo será divertido porqué aprenderás cosas nuevas!
Y para acabar disfruta siempre de tu comida, aunque estés comiendo una ensalada: saboréala, cómela lentamente y de forma consciente.
Con cariño
Federica