Verano 2010.
Delante de mí, una chica muy guapa y de ojos negros y brillantes habla con uno de mis amigos
“Escribe 30 palabras en un papel y léelas en voz alta. Las memorizaré todas, en el orden correcto, escuchándolas solo una vez…¿Qué te juegas?» Le desafía con una mirada traviesa. Me quedo hipnotizada. Cada célula de su cuerpo trasmite una seguridad en sí misma que yo nunca había experimentado en mi propia piel.
Lo que pasó a continuación nunca lo olvidaré.
La que al principio parecía una apuesta fácil de ganar, nos deja desconcertados. La chica contesta al instante a cada pregunta, acertando y dejando en nuestras caras una expresión mixta entre asombro, incredulidad y admiración.
Nos deja a todos con ganas de conocer aquello que, a primera vista, parecía un truco de magia.
No es magia”, contesta. “Solo he utilizado un técnica de aprendizaje rápido”.
Acabé mi doctorado en Ciencias Médico Forenses, varios Másteres y lo mejor de todo, empecé a formarme en nuevas disciplinas que me llevaron a desarrollar una nueva profesión que nada tenía a que ver con mi licenciatura: biología.
Esto sí, hace falta constancia, compromiso y mucha pasión. También creo que sacar la mejor versión de nosotros mismos cada día es la clave para poner magia en la vida y construir un mundo mejor.
Me despierto cada mañana con ganas de aprender, porque creo que esta vida es como una grande escuela en la que todos somos estudiantes.
Creo que poder apoyar a las personas en su propio crecimiento personal es un privilegio, aparte de ser para mí el trabajo más bonito del mundo