Te has ido de viaje. Conoces a gente interesante pero sólo puedes comunicarte en inglés. De repente te das cuenta que no te sabes las palabras importantes para emprender una conversación. Aunque las reglas gramaticales estén claras y ordenadas en tu mente, ahora no te sirven porque no hay suficiente vocabulario como para poderte expresar.
Si ya estás utilizando las técnicas de memorización, te habrás dado cuenta que el ingrediente imprescindible para crear buenas asociaciones mentales es la imaginación. «¡Pero Federica, yo no tengo imaginación, yo no soy una persona creativa!» Es lo que me suelen decir mis alumnos antes de darse cuenta que despertar nuestro lado creativo es muy fácil.
Estás hablando con tu compañero de trabajo y el tema de la conversación es acerca de algunos libros sobre los últimos avances en el sector al que te dedicas. Acabas de leer unos cuantos muy interesantes y cuando estás a punto de aconsejárselos, de repente, te das cuenta de que no recuerdas el nombre del autor.
Después de tantas vueltas por fin encuentras aparcamiento. Llevas media hora buscándolo y llegas tarde a la entrevista. Aparcas lo mejor que puedes, coges tus cosas y sales del coche corriendo. Por suerte llegas a tiempo, la entrevista ha ido bien y por fin puedes relajarte. Mientras andas de camino al coche te das cuenta que las calles de este barrio parecen todas iguales y que no tienes ni idea de donde has aparcado. ¿Cómo se llamaba la calle? Te preguntas mientras sacas tu móvil con la esperanza de que google map te guíe hasta tu coche. Sin embargo esta información se ha quedado perdida en las esquinas más escondidas de tu mente.