PIDE MÁS

ITALIANO

«El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestra meta sea demasiado alta y no la alcancemos, sino que sea demasiado baja y la consigamos» 

– MICHELANGELO BUONARROTI   

                                                                         

En una sociedad como la nuestra, donde la MERITOCRACIA se ha transformado en una excepción, es muy fácil bajar los estándares y conformarse con un trabajo mediocre que no permite desarrollar todo NUESTRO POTENCIAL.

Es muy usual escuchar frases del tipo:

“hacer un trabajo que me apasione es una utopía”

“en la vida real hay que tener los pies en el suelo”

“Si él lo ha logrado seguro que ha sido recomendado por alguien”

“Para él es fácil, si yo tuviera su dinero yo también lo haría”

¿Te suenan?

Durante un tiempo yo también me he creído a este tipo de afirmaciones, hasta que un día una persona increíble me preguntó: “¿y si te estuvieras equivocando? ¿Y si no fuera así?”

De repente me di cuenta de cuantas CREENCIAS estuviesen afectando a mi vida y limitando a mi potencial.

Sí, porqué creer que es imposible realizarse plenamente es una grande ESCUSA para no comprometernos a dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento.

Cuando nos conformamos  nos volvemos vagos, dejamos de avanzar y de desarrollarnos como personas.

Es sin duda más fácil actuar de esta manera que PONERNOS LAS PILAS Y COMPROMETERNOS para cambiar las cosas, para alcanzar resultados excelentes, para superarnos y romper las barreras de nuestros miedos.

La mayoría de las veces la ACTITUD de quien actúa desde el VICTIMISMO  contagia cada aspecto de su vida. Hay quien se queda con una pareja equivocada por miedo a la soledad, con la esperanza de poderla cambiar, sin darse cuenta que el único que puede cambiar es a sí mismo.

También está quien elige no comprometerse en ninguna relación por miedo a sufrir, pensando que así va a alejar el dolor de su vida.

El día en que dejé de creerme a estos PENSAMIENTOS PREFABRICADOS, a estos lugares comunes que tan poco encajan con la inmensa capacidad humana de superación, descubrí un mundo nuevo: personas increíbles, que se arriesgaron e se comprometieron a lo largo de muchos años para transformar sus sueños en objetivos alcanzables.

Personas valientes que superaron los desafíos de la vida les puso adelante y que transformaron momentos difíciles en trampolines para una vida de mejor calidad.

Personas que dejaron un trabajo seguro para dar espacio a un nuevo proyecto que pudiera hacerles sentir plenamente realizados.

Justo ayer acabé uno de los mejores libros que he leído hasta ahora y que aconsejo a todo el mundo de leer: “EL ELEMENTO” de Ken Robinson.

Una de las imagines finales resume muy bien la idea del potencial humano:

 “El Valle de la Muerte, uno de los lugares más calurosos y secos del planeta, se encuentra a unos cientos de kilómetros de mi casa en Los Ángeles. Pocas cosas crecen en el Valle de la Muerte, de ahí su nombre.

La razón es que allí no llueve mucho. Cerca de cinco centímetros cúbicos al año por término medio.

Sin embargo, durante el invierno de 2004-2005 sucedió algo asombroso. Cayeron más de dieciocho centímetros cúbicos de lluvia, algo que hacía generaciones que no pasaba. Luego, en la primavera de 2005, ocurrió algo aún más extraordinario. Flores primaverales cubrieron todo el suelo del valle.

Fotógrafos, botánicos y simples turistas recorrieron Estados Unidos para ver este espectáculo admirable, algo que probablemente no volverían a ver. El Valle de la Muerte estaba lleno de brotes nuevos y rebosantes de vida. Al final de la primavera, las flores se marchitaron y volvieron a deslizarse bajo la calurosa tierra del desierto, a la espera de las siguientes lluvias, cuando quisieran volver.

Desde luego, lo que esto demostró fue que el Valle de la Muerte no estaba muerto. Estaba dormido. Solo estaba esperando las condiciones de crecimiento adecuadas. Cuando estas llegaron, la vida regresó al corazón del valle.”

Con las personas pasa exactamente lo mismo: cuando alimentamos nuestra mente y nuestro corazón con pensamientos y creencias limitantes nos transformamos en un “Valle de la Muerte”.

Sólo cuando tenemos el valor de nutrir nuestras PASIONES y descubrir nuestro TALENTO, cuando regamos nuestra mente con pensamientos estimulantes y potenciadores, podemos transformarnos en el jardín más exuberante.

Con cariño

Federica