Tanto si te estás preparando una oposición como si te estás enfrentando a un nuevo reto personal o profesional, te habrás dado cuenta de lo importante que es tener recursos para gestionar tu estado de ánimo. Cuando experimentamos calma, alegría y confianza, es mucho mas fácil acceder a nuestros recursos interiores.
Dicho de otra manera, es mas fácil tomar buenas decisiones, concentrarnos, disfrutar de nuestra vida en todas sus facetas. Cuando nos sentimos bien es más fácil llevar a cabo las tareas diarias, aprendemos mas fácilmente y tenemos mas recursos para enfrentarnos a retos y a desafíos.
Todo cambia cuando estamos bajo presión, cuando los acontecimientos externos no son tan agradables o cuando el estrés sube a niveles exagerados.
La fórmula mágica para entendernos mejor
Voy a desvelarte una formulita que de una forma muy visual te hará entender mejor como funcionamos.
S=E+P
Que se traduce en: SENTIMIENTO= EMOCIÓN + PENSAMIENTO
Básicamente quiere decir que nuestros sentimientos (la forma en la que nos sentimos) dependen de las emociones que surgen y de los pensamientos a ellas asociados.
Las emociones son reacciones automáticas, que no podemos controlar, que surgen a raíz un estímulo que puede ser interno (un pensamiento) o externo (un acontecimiento). Así que puede surgir el miedo de forma automática e instantánea, por ejemplo, si de repente me cruzo con un perro que empieza a ladrar y a enseñarme los dientes. Pero también puede surgir esta emoción si de repente pienso en todo las cosas malas que podrían pasarme en un examen.
¿Qué papel tienen los pensamientos en todo esto? Podríamos decir que según los pensamientos que utilicemos para «aliñar» nuestras emociones, vamos generando un sentimiento específico.
El papel de los pensamientos en la gestión emocional
Imagina esta situación. Es el día del examen. Sientes miedo como reacción natural frente a un desafío. En tu mente empiezan a aparecer estos tipos de pensamientos: «Voy a quedarme con la mente en blanco»; «No he estudiado lo suficiente, ¡soy un desastre!»; «Seguro que va a salir el único tema que no me sé».
¿Cómo crees que vas a sentirte? Seguro que el miedo se habrá transformado en pánico, bloqueándote y alejándote de tus recursos interiores.
Volvamos atrás en el tiempo. Imagina que es el día del examen. Sientes miedo. pero esta vez, justo cuando estos pensamientos destructivos y limitantes aparecen en tu mente, respiras y decides pararlos. Y justo después empiezas a cambiar tu diálogo interior. Retomas las riendas de tu mente y generas pensamientos diferentes: «Antes de empezar el examen voy a hacer un ejercicio de respiración para tranquilizarme y así concentrarme mejor»; «He estudiado todo lo que he podido en las circunstancias que he tenido, ahora lo que importa es enfrentarme al examen concentrándome y con una estrategia clara»; «Puede que salga algún tema que no sepa, pero a nivel estadístico es más probable que salga uno que haya estudiado».
¿Cómo vas a sentirte en este caso? De manera muy diferente. No te vas a bloquear. Habrás gestionado este miedo con tus pensamientos, generando un sentimiento de confianza y superación.
Cambiar los pensamientos como estrategia de gestión emcoional
Los pensamientos, como las emociones, surgen espontáneas. Sin embargo LOS PENSAMIENTOS SÍ QUE PODEMOS CAMBIARLOS generando un estado emocional diferente, mejor para poder enfrentarnos a los retos que la vida nos pone adelante. Para ello te aconsejo aprender a hacerte preguntas poderosas, que empiecen con el QUÉ o con el CÓMO. Por ejemplo, en vez de decirte «no consigo concentrarme», para y pregúntate: » ¿Qué puedo hacer para concentrarme? ¿Cómo puedo hacerlo?
Estas preguntas te sacarán del bloqueo y te acercarán a respuestas útiles para encontrar y usar los recursos para solucionar tus problemas.
Muy simple pero a la vez muy útil. Gracias.
Me alegro que te sirva