¿Tienes las sensación de estar constantemente corriendo intentando llevar a cabo la lista de tareas diarias que parecen no acabar nunca? ¿Y aun así, tener la sensación de no avanzar, agotando poco a poco toda tu energía? Hoy quiero compartir contigo una estrategia para solucionar esta situación.
La interrupción del estado de flujo
Por fin consigues concentrarte. Estás completamente sumergido/a en el estudio o en tu tarea de trabajo cuando de repente, unos compañeros empiezan a hablar entre ellos.
Es entonces cuando tu mente reacciona de forma automática y presta atención a este estimulo exterior. Así que, de repente, aquel estado de máxima concentración se ve afectado por esta interrupción. Ya no estás en aquel estado de flujo que te permite aprovechar el tiempo y avanzar de forma fluida hacia tus objetivos.
En realidad no te interesa lo que tus compañero están comentando, así que retoma lo que estabas haciendo.
Sin embargo tu cerebro va a necesitar unos 20 minutos para volver al estado anterior, para volver a su pico de concentración.
Imagina el esfuerzo mental al que estamos sotometidos constantemente cada vez que interrumpimos una tarea, por la razón que sea, sobretodo en arcos de tiempo de 30 minutos. Esto va a generar una sensación constante de cansancio.
Es como nadar constantemente a contracorriente: necesitas mucha fuerza para avanzar.
La comodidad de distraerse
Las distracciones no sólo determinan que nos sintamos cansados, sino que además son muy tramposas y adictivas. ¿Por qué? Pues porque resulta más fácil contestar a un mensaje o dejarnos llevar por la conversación de los compañeros que llevar a cabo una tarea importante, sobre todo cuando se trata de algo difícil como, por ejemplo, enfrentarnos a un tema complicado o estudiar algo que nos resulta complejo.
De allí nace la procrastinación, que en el fondo no es nada más que una forma de pereza.
La estrategia para concentrarte mejor
¿Qué hacer entonces?
Una estrategia que funciona muy bien es la de los bloques de tiempo, utilizada por muchos expertos de la productividad y de la gestión del tiempo, entre ellos Robin Sharma, uno de mis autores preferidos.
Funciona así:
Divide tu mañana de trabajo/estudio en 3 BLOQUES DE TIEMPO INTERRUMPIDOS (es decir, sin distracciones) de unos 75/90 minutos. Si te parece mucho tiempo, puedes empezar con bloques de 45 minutos.
Dedica el primer bloque a la actividad más importante, aquella que sabes que es imprescindible para avanzar. Normalmente suele ser la que más pereza te da. Podría ser memorizar un tema muy complejo o leer y comprender el capítulo de un manual de trabajo en inglés.
Cómo alejar las distracciones
¿Cómo hacer para que el bloque de tiempo no tenga distracciones? Aquí te dejo alguna idea:
- Pon tu móvil en modo avión y aléjalo físicamente de ti.
- Ponte tapones si trabajas en un lugar ruidosos. Existen unos auriculares que te aíslan completamente de tu entorno.
- Mantén tu lugar de estudio o trabajo ordenado y limpio.
- Pon un temporizador a los 45 minutos, de manera que puedes despreocuparte de mirar el reloj.
- Antes de empezar tu bloque de tiempo, dedica 2 minutos en hacer algún ejercicio de relajación.