“Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr. No te preocupes por ser mejor que tus contemporáneos o predecesores. Intenta ser mejor que tú mismo» WILLIAM FAULKNER
Esta frase me ha acompañado y sigue haciéndolo, en todos los desafíos de mi vida. Me da fuerza, energía y motivación para lograr mis metas. Os dejo el cuento del «arquero y la luna», esperando que os ayude a tener grandes objetivos, en conseguirlos y, sobre todo, a superaros cada día. ¡Buena lectura!
Con cariño
Federica
Érase una vez un joven muchacho que quería ser el mejor arquero del mundo. Se dirigió un día al que se consideraba el mejor maestro arquero de su país, y le expresó su deseo:
– Maestro, quisiera ser el mejor arquero del mundo, ¿qué podría hacer? – preguntó el joven.
– Si quieres ser el mejor arquero del mundo, debes alcanzar con una de tus flechas a la Luna.
Hasta ahora nadie lo ha conseguido. Tú serías el primero si lo lograras, y al hacerlo, nadie cuestionaría que eres el mejor – respondió el maestro.
De este modo, el muchacho decidió seguir el consejo que le había sido dado. Preparó su arco y sus flechas, y cada noche disparaba a la Luna que salía tras el horizonte del mar.
Cada noche, perseverante, sin faltar ninguna vez a su cita, fuera la Luna llena, menguante, creciente, incluso cuando era nueva y apenas se adivinaba su leve luz.
Los vecinos y amigos se burlaban de él. “El loco de la Luna”, le llamaban. Pero él, ignorando los insultos, provocaciones y ofensas, seguía cada noche en su empeño.
El caso es que nadie sabe si en alguna ocasión alcanzó la Luna, pero su empeño y los millones de disparos de flechas que realizó en el intento de alcanzarla tuvieron un premio secundario: se convirtió, sin duda, en el mejor arquero del mundo.
Era imbatible, de noche, y por supuesto, a plena luz del día.
Muy chulo el cuento, Federica!
Gracias por compartirlo, es un placer seguir leyéndote.
Un abrazo y buen finde!
Muchas gracias Ana!!!Buen finde y hasta la semana que viene!
Me encanta. Uno de los problemas de muchas personas es que coartan ellos mismos sus propios límites.
Es verdad Manuel! Nuestra mente puede transformarse en un trampolín para alcanzar cualquier cosa o en una enemiga que nos paraliza. Pienso realmente que si podemos soñar algo lo podemos conseguir! Un abrazo y que tengas un día bonito!