«LIBERTAD» es una palabra que tiene mucha fuerza y sin duda es un VALOR muy importante por el que se ha luchado muchísimo a lo largo de la historia. En nuestra sociedad, hoy en día, damos por supuesto que somos libres pero en el fondo hay un tipo de esclavitud muy sutil que nos condiciona.
Es una esclavitud que creamos nosotros mismos y que acaba atrapándonos: la NECESIDAD DE APROBACIÓN por parte de los demás. Esta necesidad nos condiciona y hace que nos sintamos constantemente BAJO EXAMEN y evaluados por un tribunal difícil de satisfacer.
A cada uno de nosotros, con diferente intensidad, le afecta el juicio de los demás. A veces puede pasar que por falta de aprobación y de reconocimiento nos sintamos inseguros y que lo que estamos haciendo pierda de valor.
Personalmente me doy cuenta de tener este tipo de dependencia cuando me siento afectada por un comentario de las personas más cercanas (marido, familia, amigos) del tipo:
“este vestido no te queda bien”, “porque te has cortado el pelo, estabas tan bien con el pelo largo”, “el artículo que has escrito me parece un poco superficial”, “deberías de ser más realistas”.
A lo largo del tiempo he aprendido a tener más confianza en mí misma y por suerte este tipo de actitud suele esfumarse con el tiempo. Pero reconozco que la falta de aprobación de específicas personas sigue afectándome.
¿Porque nos pasa esto? ¿Porque algunos tenemos esta SENSIBILIDAD a la hora de metabolizar los comentarios y las opiniones de los demás?
Pienso que en el fondo se esconda una forma de INSEGURIDAD y una CREENCIA que lo mueve todo: “lo que piensan los demás tiene más valor de lo que pienso yo. Por eso el hecho que no aprueben mi comportamiento, decisión o idea hace que todo pierda valor para mí también”.
En otras palabras esto sucede cuando los demás se transforman en un ESPEJO en el que nos vemos reflejados.
¿Cuántas veces, a la hora de hacer algo, nos limitamos solo porque no hemos recibido desde fuera el “visto bueno” de que lo estamos haciendo bien?
Actuando de esta forma dejamos las riendas de nuestra vida en mano de otros, con la falsa ilusión que sepan más que nosotros.
¿Pero por que los demás deberían de tener más capacidad que nosotros?
Al fin y al cabo todos tenemos derecho en “EQUIVOCARNOS” y en EXPERIMENTAR para poder seguir aprendiendo y conociéndonos.
Siendo dependientes del juicio ajeno estamos renunciando a este derecho y aun peor estamos quitando al mundo nuestro aporte.
¿Te ha pasado alguna vez de sentirte como si me estuvieran evaluando? En el trabajo, en las relaciones sociales, en las reuniones familiares… Siempre intentando complacer a todo el mundo, caerle bien y actuar de la forma “políticamente correcta”.
¿Podemos gustar a todo el mundo? ¿Puede todo el mundo tener la misma opinión?
La respuesta es NO.
Es como participar a un JUEGO en el que realmente no se está jugando: no se puede ganar pero sí perder la cosa más importante: LA LIBERTAD.
En una sociedad tan competitiva como la nuestra nos entrenan desde pequeños a encajar perfectamente con el entorno en el que vivimos y luego nos empujan a destacar sobre los demás siguiendo las reglas de un juego donde se puede solo ganar o perder.
Nos han enseñado a competir y a ser los mejores. ¿Pero los mejores respecto a quién?
¿Y si existiera un juego en el que todos podemos ganar? No es utopía, es aprender a sacar lo mejor de nosotros sin preocuparnos de cómo lo están haciendo los demás.
¿Tiene sentido brillar con luz reflejada? Yo creo que no: las estrellas brillan de luz propia.
Así que empieza a valorarte más tú. A todos nos gusta que nos reconozcan por lo que somos y lo que hacemos ¿pero realmente lo necesitamos para vivir? No en absoluto.
Céntrate en ser cada día mejor versión de ti mismo, mira a los que tienen éxito para INSPIRARTE no para compararte, focaliza tu energía en hacer cosas de alto valor para ti: si te centras en todo esto el reconocimiento y la aprobación será algo que vendrá de forma natural, sin necesidad de obsesionarte con ello.
¿A caso una flor tiene se compara con otras? No, cada una tiene su forma y su color y emana su perfume de forma espontánea.
Te dejo una escena y con algunas palabras de la película “COACH CARTER” que para mi son muy inspiradoras.
Con cariño
Federica
Nuestro mayor miedo no es que no encajemos.
Nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada.
Es nuestra LUZ y no nuestra OSCURIDAD, lo que más nos asusta.
Empequeñecerse no ayuda al MUNDO.
No hay nada inteligente en empequeñecerse, para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor.
Todos deberíamos brillar, como hacen los niños.
No es cosa de unos pocos, SINO DE TODOS.
Y al dejar brillar, nuestra propia LUZ Inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo.
NUESTRA PRESENCIA LIBERA AUTOMÁTICAMENTE A OTROS.
Excelente exposicon, me encanto… si te animas, date una vuelta por http://conexionpermanente.com/2012/11/13/el-mayor-de-los-miedos/
Un tema de nunca acabar…
Exitos y bendiciones
Muchas gracias!! Me ha encantado tu artículo y me gusta mucho tu blog! Un abrazo!