Leer y releer y tener la sensación de no conseguir concentrarte lo suficiente. Hacer largos y tediosos resúmenes, durante horas. Hacer resúmenes de resúmenes y después esquemas, y aun así tener la sensación que la información se te escapa, que se mezcla en tu mente. Repetir y repetir de forma mecánica en voz alta, mentalmente, o por escrito y después de días de estudio darte cuenta que no recuerdas lo que estudias. El esfuerzo no está proporcionado con el resultado obtenido. Esta situación suele generar frustración e inseguridad, entre otras cosas, determinando una actitud negativa frente al estudio, además de ansiedad.