21 de enero de 2013, 12:00 horas. Era el día de mis cumpleaños y lo estaba pasando haciendo un curso de 4 días sobre INTELIGENCIA EMOCIONAL, un CURSO VIVENCIAL en el que se trabaja sobre emociones, en gestionarlas y en aprender de ellas. Uno de aquellos cursos en que no hace falta tomar apuntes porque se aprende directamente de las experiencias.
La sala es grande y luminosa, aunque las cortinas claras filtran la luz en un día de invierno un poco nuboso y frío.
Las paredes azules crean un ambiente acogedor, tranquilo y relajante.
La temperatura de la sala es muy agradable y me siento completamente relajada.
Me preparo para el siguiente ejercicio.
Como han hecho los otros compañeros del curso tengo que ir al lado opuesto de la sala, allí me vendarán los ojos y tendré que correr a oscuras hacia el otro lado, donde mis compañeros pararán a mi carrera.
Me tapan los ojos con un pañuelo. No poder ver lo que me rodea me hace sentir un poco nerviosa y indefensa.
Antes de correr escucho a MI COACH que me dice: “ Sólo cuando aprenderás a amarte a ti misma podrás amar de verdad a otra persona…”
Me “lanzo en el vacío” con las piernas que me tiemblan. El abrazo fuerte de mis compañeros, en el otro lado, para mi carrera…Siento crecer en mi las ganas de llorar.
Aquella frase ha tenido el poder de hacerme entender de donde sacara yo la sensación de inseguridad permanente que hasta entonces sentía en cada relación.
Lo que siempre había pensado fuera falta de confianza en los demás dejó de existir. Era falta de amor y confianza hacia mí misma, era una autoestima tambaleante.
Era como si hasta aquel momento siempre hubiera tenido unas EXPECTATIVAS ABSURDAS: que mi novio me diera lo que yo no era capaz de darme a mí misma como las atenciones, el respeto el amor y la confianza.
Siempre había buscado estas cosas en el sitio equivocado: las buscaba en los demás aunque el único sitio donde podía encontrarlas era dentro de mí.
Y así fue como descubrí la “FÓRMULA MÁGICA” para cultivar una SANA AUTOESTIMA, para ser personas auténticas y para aprender a amar verdaderamente a otro ser humano sin esperarnos nada a cambio (o por lo menos empezando a andar por este camino): ACEPTARSE, QUERERSE Y RESPETARSE.
¿Qué significa ACEPTARSE?
Parece increíble pero he descubierto que no es algo que se puede dar mucho por supuesto. Hay mucha más gente de la que te imaginas que no se quiere y no se respeta propio porque no se acepta.
Aceptarse significa no solo aceptar a nuestro cuerpo, con el cual casi nunca estamos contentos, sino que también a NUESTRA ESENCIA, a nuestro ser. Aceptar nuestra naturaleza como ser humanos con todo lo que conlleva, bueno y malo. Aceptarnos a nosotros mismos con nuestros límites, miedos, inseguridades.
Aceptar a nuestro pasado, a nuestras elecciones (las buenas y las “malas”), aceptar de haberle hecho daño a alguien o de no haber actuado cono nos hubiera gustado.
Aceptarse no significa RESIGNARSE, significa mirarnos con compasión y con amor, ponernos manos a la obra para transformarnos en una mejor versión de nosotros mismos, desde todos puntos de vista.
AMARSE nace del ACEPTARSE, es el siguiente paso, casi inmediato. No podemos amar a alguien si antes no lo aceptamos por lo que es, y menos aun a nosotros mismos con los que tenemos que convivir cada día de nuestra vida.
RESPETARSE es respetar a nuestros valores y actuar de forma congruente y en armonía con ellos.
Cuando dejamos de hacerlo, cuando nos comportamos de manera incoherente solo para complacer a los demás y para obtener su aprobación y reconocimiento, cuando rompimos el compromiso con nosotros mismos, entonces dejamos de respetarnos y como consecuencia de amarnos.
ACEPTARSE, QUERERSE Y RESPETARSE son tres elementos estrechamente concadenados en una persona que tiene una sana autoestima: pero sin el primero los otros dos se caen como se caería una casa sin cimientos.
Creo profundamente que solo cuando nuestros PENSAMIENTOS y nuestras ACCIONES están en armonía con estos tres pilares, entonces somos realmente capaces de amar a otra persona.
Y ¿tu? ¿Te aceptas? ¿Te quieres? ¿Te respetas?
Con cariño
Federica
Muy buen artículo Federica. Las tres preguntas finales son sin duda un largo proceso de reflexión. Enhorabuena, sigue aportando entradas de calidad. ¡Saludos!
Gracias Cesar! Tus palabras me halagan y me motivan mucho! Un abrazo!
Hola,
me estoy aficionando al blog, la buena noticia es que mi avatar es un corazoncito que imagino agradable a la vista de los amables lectores. 🙂
El no quererse para mi pone un muro, en ambas direcciones, quieres mal a los demás porque crea subproductos que nada tienen que ver con el amor como la dependencia emocional y tampoco te dejas querer mucho, porque sólo aceptamos el amor que creemos merecer (Stephen Chbosky).
Creo que la afectividad es la peor de las castraciones; podemos vivir si amor, pero no sin amistad.
Respecto a tus últimas preguntas, creo que quererse es como un músculo, a desarrollar de por vida, como en la resiliencia y la felicidad y otras fortalezas. Pero a pesar de esa curva en zig zag, la gran foto será ascendente con el tiempo.
Gracias,
Feliz miércoles.
Hola Juanma!
Yo me estoy aficionando a tus comentarios que siempre son muy enriquecedores y me hacen reflexionar y aprender.
La idea que el quererse sea un músculo como las otras fortalezas que mencionaste me encanta y describe muy bien la realidad. Pienso que como todo en esta vida el primer paso es tomar consciencia de tener «estos músculos» y descubrir como entrenarlos. Un abrazo y feliz día!