Tanto si te estás preparando una oposición cómo si estás trabajando duro para un proyecto de trabajo, es posible que a veces hayas experimentado la desmotivación, la inseguridad y las ganas de tirar la toalla. Es normal pasar por estos baches. Sin embargo podemos trabajar en ello para que cada vez sean menos intensos.
1. Ten claro el «para qué» de lo que estás haciendo.
Me refiero al propósito que te empuja a seguir adelante hacia tu objetivo. Si te estás preparando una oposición, estoy segura que más allá de conseguir tu plaza hay algo más grande: quizás tener más tiempo para ti y para tu familia, dedicarte a un trabajo que te haga sentir útil o simplemente tener la estabilidad económica para poder dedicarte a concretar un sueño que tienes apartado desde hace demasiado tiempo.
Aprende a conectar con tu PARA QUÉ. Una manera bonita de hacerlo, es crearte una «vision board». Puedes usar una cartulina o una pizarra e ir pegando imágenes, fotos, frases relacionadas con tu propósito. Ponla en tu lugar de estudio, para tenerla siempre a vista.
2. Toma conciencia de tu nivel de energía.
Cuando es bajo, todo se hace una montaña. El cansancio físico y mental nos afecta directamente e influye en la actitud y ene le comportamiento que vamos a tener. Así que si hoy estás cansado/a, no te pongas grandes objetivos. Mejor uno pequeño y fácilmente alcanzable. luego descansa y recarga las pilas. A veces, es la mejor mejor manera de invertir nuestro tiempo.
3. Mantente presente en «el aquí y en el ahora».
Deja de pensar a largo plazo, en el futuro y céntrate simplemente en lo que hay que hacer ahora, en los próximos 45 minutos. define un pequeño objetivo concreto y ponte manos a la obra.
4. Haz pausas.
No parar nunca sería como si estuviéramos conduciendo un coche muy de prisa viendo cómo la aguja de la gasolina va bajando y aún así no para para echarla. ¿Qué pasaría? Nos quedaríamos parados en en la carretera sin posibilidad de avanzar en ningún sentido.
Acuérdate que durante las pausas nuestro cerebro sigue creando conexiones entre la nueva información asimilada. Además nos ayudan a recargar las pilas para poder retomar con fuerza la siguiente fase de estudio o trabajo.
45 minutos de estudio o trabajo sin interrupciones son más valiosos que 6 horas con constantes distracciones.
La primera vez que escuché esta frase me impactó mucho y me llevó a profundizar el tema. Realmente, para llegar a un nivel de concentración óptimo, empleamos alrededor de 20 minutos. Esto quiere decir, que cada vez que interrumpimos nuestra tarea, nuestro cerebro emplea unos 20 minutos para volver a centrarse.
Esto revoluciona por completo la falsa idea de qué si trabajamos o estudiamos más horas vamos a aser más productivos. Nada más lejos de la realidad. Lo que importa es la calidad del tiempo empleado, no la cantidad. ¿De qué depende la calidad? Pues de nuestra capacidad de concentración.
La distracción es muy insidiosa ya que, por un lado nos trasmite la falsa sensación de ser productivos/as, cuando en realidad solo estamos siendo ocupados/as; por otra cada vez va a ser más difícil concentrarnos, ya que estamos entrenando nuestro cerebro a distraerse constantemente.
Voy a explicarte 3 claves para entrenar tu concentración y aprender a no caer en las trampas insidiosas de las interrupciones constantes.
¿A ti también te ha pasado?
Vuelves a visitar un museo y te quedas admirando aquel cuadro que recuerdas de la última vez que fuiste. Te encanta, recuerdas cada detalles…sin embargo no puedes recordar el nombre de su pintor. Con las técnicas de aprendizaje visual va a ser un juego de niño quedarte, a partir de hoy, con esta información y mucho más.
Lo primero que tenemos que hacer consiste en crear una imagen mental del pintor.
Vamos a hacer directamente un ejemplo. Aquí en Sevilla, en su museo de bellas artes, me enamoré de dos pinturas:
«Las cigarreras» de Gonzalo Bilbao
«Sevilla de fiestas» de Gustavo Bacarisas
Empecemos por Gonzalo Bilbao. Me quedo con Gonzalo. Para encontrar un «representante visual» de este nombre puedo imaginarme a mi amigo Gonzalo o a Speedy Gonzalez, el dibujo animado.
El apellido «Bilbao» es bastante fácil de recordar. Si así no fuera, crea una imagen de Bilbao, dejándote llevar o por el sonido de esta palabra o por su significado. A mí, personalmente, Bilbao me hace conectar con los pinchos (la típica comida Vasca). Así que la imagen final sería Speedy Gonzalez comiendo pinchos.
Pasamos ahora a Gustavo Bacarisas. Si tienes un amigo que se llame Gustavo genial, utilízale. Si, como en mi caso, no conoces a nadie que se llame así, entonces vamos a dejarnos guiar por el sonido de este nombre. Gustavo me hace conectar con la palabra «gusto» que puedo imaginar con la imagen de una persona que se presenta y te dice «¡mucho gusto»!.
El apellido «Bacarisas», lo dividimos en dos partes: BACA-RISAS.
El sonido «baca» me hace conectar con una VACA y «risas» con unas risas. Así que la imagen global va a ser: alguien que se presenta (el mismo autor) que tiene la cara de vaca y nada más verle nos entran ganas de reir.
Ahora no nos queda nada más que asociar a las imágenes de los pintores las imágenes de los cuadros relacionados.
Por ejemplo, puedo imaginarme a Speedy Gonzales fumándose un cigarro (mi imagen de las cigarreras) o directamente introducir este personaje en el cuadro mismo, visualizando a las mujeres cigarreras trabajando junto con Speedy Gonzalez.
Lo mismo para «Sevilla de Fiestas». Puedo imaginar a a las mujeres vestidas de flamencas que se presentan al autor que tiene cara de vaca y les entran las risas (Gustavo Bacarisas). También puedo imaginarme directamente a estas mujeres que salen de fiesta y se presentan unas con otras (Gustavo) y que ellas mismas tienen cara de vaca.
Tanto si te estás preparando una oposición o estás estudiando para un examen, sabes muy bien lo importante que es hacer una buena planificación del estudio. Sin ella, sería como navegar sin ruta. Sin embargo, para ello, hay un paso clave previo que no podemos olvidar: el secreto para una buena planificación del estudio.
Muy bien. Ya sabes cuánto tiempo libre cada día o semana tienes a disposición para estudiar. Ya sabes cuántos temas hay. Incluso, sabes cuáles son imprescindibles y cuáles no…Pero: ¿Cuánto tiempo empleas para estudiar un tema? Y sobretodo: ¿Qué significa estudiar un tema?
Estudiar un tema consta de diferentes pasos. No se trata solo de leer, ya que leer y releer sin más de poco nos sirve. Estudiar un tema significa aprenderlo, asimilarlo, ser capaces de evocar su información. Para ello haremos:
Ahora que hemos aclarado un poco que quiere decir estudiar un tema, ha llegado el momento de averiguar cuánto tiempo necesitas para ello. En otras palabras, ha llegado el momento de coger un cronómetro y medir detalladamente cuánto tiempo necesitas para llevar a cabo cada una de las fases anteriores.
Te aconsejo crearte una tabla en la que vas a apuntar el tiempo que has necesitado para la lectura comprensiva, la lectura crítica, hacer tu mapa, memorizar y hacer el test.
Cuando tengas todos estos valores, entonces ya sabrás el tiempo real que has necesitado para aprenderte tal tema. Repite el ejercicio para al menos 3 temas más y luego haz una media. Ya tendrás un valor realista que puede guiarte en el siguiente paso: calcular cuantos temas vas a poder estudiar a lo largo de tu semana.
¿Sabías que nuestro cerebro cambia cada día y que podemos transformarnos en escultores y escultoras de él?
Imagina tu cerebro como una enorme masa de plastilina. Tú eres el escultor o la escultora capaz de darle forma. Esto es una metafora para explicarte el concepto de neuroplasticidad, es decir la capacidad de nuestro cerebro de crear nuevas conexiones entre neuronas. Esta es la base del aprendizaje y de allí una de mis frases preferidas: aprendemos porque tenemos cerebro. Sin embargo, el aprendizaje mismo le modifica y le cambia.
Cada vez que estamos aprendiendo algo nuevo estamos creando nuevas redes neuronales y entonces estamos actuando de «escultores cerebrales».
Los taxistas de Londres para obtener su licencia, necesitan aprobar un examen llamado «the knowledge» (el conocimiento), que consiste en saber de memoria todo el callejero de la ciudad.
Los investigadores del University College de Londres estudiaron el cerebro de los taxistas que habían aprobado esta prueba y lo compararon con los cerebros de un grupo de control, formado por personas que en su día a día no necesitaban utilizar su memoria espacial.
Los resultados fueron muy interesantes ya que se comprobó que el hipocampo de los taxistas (una zona del cerebro implicada con la memoria a largo plazo y con la memoria espacial), estaba más desarrollado y medía más de él del grupo de control.
Este estudio pone en manifiesto que cuando estudiamos y aprendemos algo nuevo y lo repetimos en el tiempo, al consolidar estas nuevas conexiones estamos moldeando y cambiando nuestro propio cerebro.
¿Eres profe de lengua y quieres tener más herramientas para apoyar a tu alumnado para que aprenda a escribir correctamente? Hoy quiero explicarte cómo aplicar las técnicas de aprendizaje visual y creativo al aprendizaje de la gramática, con sus reglas y sus excepciones.
Desde que empece a aprender español, me di cuenta que escribir correctamente no es tan fácil como aparece. Por ejemplo, hay muchos sonidos que se escriben con letras distintas y que siguen reglas concretas. También hay excepciones que recordar, entre otras cosas.
Vamos a ver un ejemplo concreto. Hay palabras que se escriben con la letra G y otras con la J. Las del primer caso son aquellas que empiezan por «geo», como geografía, o que acaban por «gen», como imagen. Una excepción sería Jengibre, que se escribe con jota.
¿Cómo hacer para recordar esta regla? Fácil, vamos a seguir estos pasos:
Es muy fácil. Puedes utilizar un personaje o una persona cuyo nombre empiece por la letra en cuestión. Por ejemplo, para la letra G elijo al grupo musical de los «hombres G». Para la letra J elijo a Jesús.
Ahora puedo crear mini historias asociando a la imagen principal de la letra de la regla gramatical las de las palabras asociadas. Por ejemplo, puedo imaginarme a los hombres G (la letra G) tocando, en vez que una guitarra, un enorme globo de la tierra (geografía) mientras miran su propia imagen reflejada. En el público está Jesús (letra J) comiendo jengibre.
¿Conoces la técnica del casillero mental? Es un método extraordinario, divertido y rápido para memorizar la información de una lista. Puedes aplicarla en tu material de estudio cuando necesites recordar elementos específicos en un orden concreto.
La técnica del casillero mental consiste en crear carpetas en tu mente que puedas rellenar con la información que quieras. En otras palabras es como si creáramos cajones fijos, que corresponderían a los números de la lista, que podemos llenar con las imágenes de la información que necesitamos recordar. De esta manera podemos acceder a la información requerida de forma inmediata.
Para ello vamos a seguir estos 3 pasos principales:
¿Qué son las carpetas mentales? Son imágenes fijas que representan los números de una lista. Es decir, el número 1 tendrá una imagen concreta, que nunca cambia. El 2 otra y así a seguir. Para ello normalmente se utiliza otra técnica (que explico detalladamente en mi libro Mastermind) que se llama la conversión fonética. Hoy te explicaré cómo hacerlo de manera diferente, dejándote llevar por la forma de los números.
Vamos a ver un ejemplo concreto de cómo aplicar esta técnica con una lista sencilla de palabras:
Lo que tengo que hacer es crear una asociación impactante entre la imagen del numero (nuestra casilla) y la de la palabra asociada.
Por ejemplo, empezando por el cero, me imagino que me estoy comiendo un Donut (cero) y está relleno, en vez que de chocolate, de queso gorgonzola. Para recordar que el número 1 de la lista es galleta, visualizo a un Pinocho que en vez de madera está hecho de galleta)…y así a seguir.
¿Cómo entrenar las técnicas de aprendizaje visual y creativo en tu día a día sin tener que recortar un tiempo para ello? Hoy quiero explicarte cómo hacerlo y así poder aplicar las técnicas de una forma más fluida y rápida en tu material de estudio.
Para entrenar en tu día a día todas las técnicas, voy a aconsejarte 4 métodos concretos que podrás implementar de forma fácil en tu rutina diaria. ¿Para qué? para que, cuando necesites aplicar las técnicas en tu material de estudio, lo hagas más rápido.
Método #1. Crea asociaciones impactantes y fantasiosas para recordar aquello que sueles olvidar en tu día a día. Te hago un ejemplo. Imagínate que tengas las costumbre de salir de casa y de quedarte con la duda de si has desenchufado la plancha. Haz lo siguiente todos los días al salir de casa: imagina que nada más abrir la puerta, de repente aparece una plancha gigante que te aplasta contra la pared. ¡De esta manera te acordarás de controlar si la has desenchufado antes de salir de casa! 🙂
Método #2. Utiliza la técnica del casillero mental o del palacio de la memoria para recordar la lista de la compra. Puedes repasar la técnica haciendo click aquí.
Método #3. Crear una agenda mental diaria utilizando el palacio de la memoria. Puedes repasar la técnica haciendo click aquí.
Método #4. Aplica la técnica de memorización de nombres cuando conozcas a gente nueva. Si no recuerdas esta técnica, echa un vistazo aquí.
¿Te da miedo hablar en público ya que sientes inseguridad a la hora de recordar el contenido de tu charla y temes quedarte en blanco? Si es así el artículo de hoy te va a encantar ya que voy a explicarte cómo recordar una charla fácilmente y de forma perdurable.
La mejor técnica para memorizar claramente y de forma ordenada todo el contenido de tu charla, discurso o examen oral es sin duda el Palacio de la memoria. Para ello vamos a seguir estos pasos:
Imagina que los conceptos clave de mi charla fueron los siguientes:
Llegados a este punto solo me queda poner estas imágenes en las habitaciones de mi palacio de la memoria. lo hago creando pequeñas historias impactantes entre la habitación y la imagen del concepto.
Esta va a ser mi historia.
Me imagino que fuera de la puerta de mi casa está un antiguo romano que me da la bienvenida (concepto 1). Entro y en el pasillo está un elefante ordenándolo todo (concepto 2). Voy al salón y allí está Einstein (concepto 3). Acabo en la cocina donde me encuentro a los tres cerditos (concepto 4).
Acuérdate de imaginar la historia en todos sus detalles. Aliña todo con sensaciones para que sea aun más inolvidable.
Si en la época de la Universidad, cuando estudié biología, hubiese conocido esta técnica, estudiar bioquímica habría sido más fácil y ameno. Si sabemos transformar palabras abstractas en imágenes concretas, entonces podemos recordar y memorizar fácilmente cualquier proceso o mecanismo hecho por diferentes elementos complejos. Por ejemplo, el ciclo de Krebs.
Para recordar fácilmente cada uno de los elementos que componen un mecanismo bioquímico, en este caso el ciclo de Krebs, vamos a seguir los siguientes pasos:
Es muy fácil. Puedes dejarte llevar por el sonido de la tecla o por su significado. Vamos a ver una a una las imágenes elegidas para cada elemento del ciclo de Krebs.
Vamos ahora a crear nuestra historia para conectar, en el orden correcto, cada elemento del ciclo de Krebs.
Imagina que encuentras a una botella de aceite. Miras bien y te das cuenta que dentro está un Koala (Acetil CoA). Damos un sorbito a este aceite y nos damos cuenta que en realidad es cidra (citrato). Como consecuencia de haber bebido esta cidra, nos transformamos en la reina Isabel (Iso-citrato). Al ser reina, nos regalan un coche Alfa Romeo y nos llevan a un lugar muy bonito, rodeado de un seto que en vez de hojas, tiene productos con gluten. Puedo imaginar que hay pasta encima de todo el seto. Y de allí aparece ARA Malikian que empieza a tocar su violín (alfa-cetoglutarato). Para entretenernos más, llega también el mago Xuxo con su mascota el koala, que hace aparecer una enorme pantalla de cine (Succinil-Coa). A nuestro lado se sienta Tom Cruise (succinato) que nos invita a fumarnos juntos un porro (que es más impactante de recordar) (fumarato) junto con la cantante Mala (malato).