Give-Gave-Given…Forget-Forgot-Forgotten….Awake-Awoke-Awoken….¡Qué aburrimiento aprenderse los verbos irregulares de inglés por repetición!
Pero esto ya se acabó. A partir de ahora aprenderás a memorizar los verbos irregulares de una forma fácil, rápida y efectiva.
Vamos a seguir los mismos pasos que utilizamos para memorizar nuevo vocabulario en inglés. La única diferencia es que tenemos tres tempos verbales que transformar en imagen, y no solo una palabra.
Vamos a hacer un ejemplo con el verbo to give. Las tres formas verbales son: Give-Gave_Given. El verbo significa «dar».
Hoy quiero hablarte de un pequeño «secreto» de nuestra memoria que va a ser útil para estructurar tu sesión de estudio y así aprovecharla mejor.
Según los estudios científicos sobre la memoria y sobre cómo funciona nuestro cerebro, nos resulta más fácil recordar la información del principio y del final de una clase, por ejemplo. Esto suele pasar porque la información del principio es la que suele captar más nuestra atención al ser, normalmente, novedosa.
¿Y la parte final? Pues en este caso va a ser la información más cercana en el tiempo y tenemos menos posibilidades de distraernos ya que la clase (charla, o lo que sea) ha llegado al final.
A la luz de este principio, podemos dividir nuestra sesión de estudio en tres partes.
Una primera, de unos 20 minutos, una segunda de unos 40/50 minutos y una tercera de 15. Vamos a ver cada una en los detalles:
Primera parte. Podemos aprovechar esta primera parte para refrescar los conceptos que estudiamos al día anterior, aprovechando así de un repaso a las 24 horas. Al mismo tiempo, estamos aprovechando el principio de la evocación espaciada, que ya vimos otro día.
Parte central. Esta sería la fase de estudio del nuevo contenido. Es importante definir un bloque de tiempo y un objetivo de estudio concreto ya que nos va a ayudar a mantener la concentración.
Tercera parte. Vamos a dedicar los últimos 15 minutos en crear un mapa mental o un palacio de la memoria con los conceptos clave de lo que acabamos de estudiar.
¿Cómo aprovechar mejor de nuestra sesión de estudio y al mismo tiempo crear recuerdos sólidos de todos los contenidos, a largo plazo?
Hoy quiero hablarte de cómo funciona el olvido y de cuáles estrategias poner en marcha para contrastarle.
El olvido es un proceso natural de nuestra mente. Solemos olvidarnos de algo por dos razones principales:
Nuestro cerebro suele recordar más fácilmente:
A la luz de toda esta información, hoy quiero proponerte tres estrategias para sacarle más provecho a tu estudio y así recordar mejor y durante más tiempo tus temas.
Estoy tan feliz de anunciarte que ha salido la segunda edición de mi libro «MASTERMIND, Técnicas para revolucionar el estudio y el aprendizaje». Hoy quiero contarte un poco cuáles herramientas y recursos puedes encontrar entre sus páginas.
El libro está dividido en tres partes.
En esta primera parte vas a descubrir cómo utilizar tu mente de una forma totalmente diferente a la hora de estudiar. Aprenderás a apoyarte el la parte visual y más creativa de tu cerebro y así crear recuerdos sólidos y fáciles de evocar.
Esta es la parte que defino como una verdadera cajita de herramientas para llevar tu aprendizaje a un nivel superior. En concreto, te hablaré de 14 técnicas:
Vamos a ver herramientas de coaching y gestión emocional enfocadas en que aprendas a diseñar tus propios objetivos.
En concreto nos vamos a centrar en:
¿Tienes la sensación de que el trabajo/estudio se te va acumulando y que los días se van pasando sin avanzar cómo te gustaría? Hoy quiero hablarte de una técnica muy sencilla para organizarte mejor y así, avanzar más rápidamente hacia tus objetivos personales y profesionales.
Cada día, por la noche, dedica unos quince minutos en crear una lista de seis actividades que quieres llevar a cabo al día siguiente.
Que sean seis no es casual. Este número es ideal ya que si fuera más grande, sería muy fácil añadir a la lista tareas de poca importancia. Cuando lo hacemos, la tendencia de nuestra mente, es la de empezar por ellas y dejar por últimas la que requieren más esfuerzo y que normalmente son las más importantes.
Una vez que tengas tu lista sigue estos pasos:
Todos hemos experimentado la desagradable sensación de empezar el día con el pie equivocado y darnos cuenta de cómo todo sigue saliendo mal casi por inercia.
Sin embargo, hay una manera para bloquear esta oleada de negatividad y empezar el día con el pie correcto y con energía positiva. ¿Cómo? Pues creando una pequeña rutina de la mañana. Y no, no hace falta despertarse a las 5 de la mañana ni dedicarle 1 hora. Es mucho más sencillo y sostenible en el tiempo.
Recórtate unos 20-30 minutos al levantarte para despertarte en todos los sentidos: a nivel físico y mental.
Para ello, elige tres actividades.
Te hago un ejemplo.
En mi caso, suelo dedicar los primeros 10 minutos en hacer algún ejercicio de estiramiento, algunas sentadillas o planchas. En esta fase el objetivo no es entrenar, tampoco es quemar calorías. Olvídate de ello, ya tendrás tiempo para el deporte a lo largo del día. El propósito de estos primeros diez minutos es activar la energía del cuerpo y quitarnos de encima los residuos de sueño.
A continuación, sigo con otros 10 minutos sentada en silencio y prestando atención a mi respiración. Es un clásico ejercicio de respiración atenta o mindfulness que me viene muy bien para calmar mi mente y centrarme en el momento presente.
Acabo con 10 minutos de lectura de algo que nada tenga a que ver con mi trabajo, algo inspirador o alguna novela.
Si no tienes 30 minutos por la mañana, empieza con menos, por ejemplo 5+5+5. La constancia vale más que la cantidad. Busca algunas actividades que te gusten y te vengan bien, no tienen que ser las que hago yo claramente. Puedo asegurarte que empezarás el día con una dirección clara, con una energía positiva y con la mente enfocada y calmada. Prueba y ¡cuéntame!
Una de las preguntas que con más frecuencia me hacen es: «Cómo puedo prepararme una oposición si tengo poco tiempo para estudiar?»
Hay personas que trabajan y tienen niños pequeños y que realmente tienen muy poco tiempo a disposición para avanzar en su temario. Sin embargo estoy más que convencida que más vale la calidad del tiempo que su cantidad.
Hoy quiero hablarte de cómo hacer para aprovechar al máximo el poco tiempo que tenemos a disposición para estudiar o para avanzar en cualquier proyecto personal o profesional.
Cal Newport en su libro Deep Work comparte una formulita que muy bien nos desvela cuál es el secreto para aprovechar mejor nuestro tiempo, es decir, para que sea de mayor calidad.
Como puedes ver, nuestra fórmula nos explica que la calidad de nuestro trabajo o estudio depende del tiempo invertido por la intensidad de nuestra concentración. Es decir, que aunque el tiempo disponible es poco. Si somos capaces de mejorar nuestra capacidad de concentrarnos y de poner el foco en lo que estamos haciendo, sin distracciones, entonces nuestros resultados mejorarán.
Además, a menudo pasa que, cuando tenemos demasiado tiempo a disposición para hacer algo, nos relajamos excesivamente y es allí cuando aparecen las distracciones. Recuerda que nuestra mente emplea unos 20 minutos en volver a concentrarse después que interrumpimos lo que estábamos haciendo.
Así que más valen 45 minutos de trabajo sin interrupciones que 6 horas con pausas y distracciones constantes.
Ya ves que papel tan importante tiene la concentración. Así que es súper importante entrenarla.
Hace una semana estuve en el quinto congreso internacional de inteligencia emocional y bienestar, y una frase en la charla de la psicóloga Patricia Ramirez me llamó mucho la atención.
Estaba hablando justamente de atención y de su relación con nuestro bienestar, diciendo de que de nada nos sirve practicar mindfulness o meditación 15 minutos todos los días, si el resto de la jornada estamos completamente enganchad@s al móvil y a las distracciones.
Sería como ir al gimnasio 1 vez al día y el resto del tiempo estar comiendo comida basura: de nada serviría a nuestra salud.
Te cuento esto, porque lo primero que podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de atención es justamente tomar consciencia de cómo actuamos a lo largo de nuestra jornada. Pregúntate:
Muy bien, una vez que tengas tu respuesta ha llegado el momento de pasar a la acción. El ejercicio que voy a proponerte es muy sencillo pero a la vez muy difícil de llevar a cabo. Consiste en abrazar y acoger los momentos de vacío y de espera sin hacer nada más.
Me explico mejor. Imagínate que estás en la cafetería esperando a tu amiga para desayunar. Parece que está tardando más de lo normal…¿Entonces qué haces? Lo que hace todo el mundo (fíjate si no lo has hecho) es sacar el móvil y empezar a controlar las redes sociales. Cómo si resultara casi incómodo estar allí esperando sin más. Pues el ejercicio consiste propio en aprender a no hacer nada. Quédate con la mirada hacia lo que te rodea, deja el móvil en el bolso, observa y obsérvate.
Te puedo asegurar que no es tan fácil como parece pero es un ejercicio muy poderoso ya que estarás desentrenando tu cerebro a distraerse y a estar en la búsqueda constante de estímulos y de cosas que hacer.
¿Tienes las sensación de estar constantemente corriendo intentando llevar a cabo la lista de tareas diarias que parecen no acabar nunca? ¿Y aun así, tener la sensación de no avanzar, agotando poco a poco toda tu energía? Hoy quiero compartir contigo una estrategia para solucionar esta situación.
Por fin consigues concentrarte. Estás completamente sumergido/a en el estudio o en tu tarea de trabajo cuando de repente, unos compañeros empiezan a hablar entre ellos.
Es entonces cuando tu mente reacciona de forma automática y presta atención a este estimulo exterior. Así que, de repente, aquel estado de máxima concentración se ve afectado por esta interrupción. Ya no estás en aquel estado de flujo que te permite aprovechar el tiempo y avanzar de forma fluida hacia tus objetivos.
En realidad no te interesa lo que tus compañero están comentando, así que retoma lo que estabas haciendo.
Sin embargo tu cerebro va a necesitar unos 20 minutos para volver al estado anterior, para volver a su pico de concentración.
Imagina el esfuerzo mental al que estamos sotometidos constantemente cada vez que interrumpimos una tarea, por la razón que sea, sobretodo en arcos de tiempo de 30 minutos. Esto va a generar una sensación constante de cansancio.
Es como nadar constantemente a contracorriente: necesitas mucha fuerza para avanzar.
Las distracciones no sólo determinan que nos sintamos cansados, sino que además son muy tramposas y adictivas. ¿Por qué? Pues porque resulta más fácil contestar a un mensaje o dejarnos llevar por la conversación de los compañeros que llevar a cabo una tarea importante, sobre todo cuando se trata de algo difícil como, por ejemplo, enfrentarnos a un tema complicado o estudiar algo que nos resulta complejo.
De allí nace la procrastinación, que en el fondo no es nada más que una forma de pereza.
¿Qué hacer entonces?
Una estrategia que funciona muy bien es la de los bloques de tiempo, utilizada por muchos expertos de la productividad y de la gestión del tiempo, entre ellos Robin Sharma, uno de mis autores preferidos.
Funciona así:
Divide tu mañana de trabajo/estudio en 3 BLOQUES DE TIEMPO INTERRUMPIDOS (es decir, sin distracciones) de unos 75/90 minutos. Si te parece mucho tiempo, puedes empezar con bloques de 45 minutos.
Dedica el primer bloque a la actividad más importante, aquella que sabes que es imprescindible para avanzar. Normalmente suele ser la que más pereza te da. Podría ser memorizar un tema muy complejo o leer y comprender el capítulo de un manual de trabajo en inglés.
¿Cómo hacer para que el bloque de tiempo no tenga distracciones? Aquí te dejo alguna idea:
«La adicción a la distracción es la muerte de la creatividad». Me encanta esta frase de Robin Sharma ya que cuando perdemos la capacidad de centrarnos realmente en algo, nuestra mente entra en un estado incapaz de reflexionar y entonces de crear.
Estoy segura que te ha pasado algo así: estás estudiando o trabajando y de repente te llega una notificación al móvil. De forma automática echas un vistazo a la pantalla para ver de qué se trata. A lo mejor, si es un mensaje importante, decidirás contestar en el momento. En caso contrario, lo dejarás para más tarde. En ambos casos tu atención ha sido interrumpida.
La cosa curiosa es que esta misma situación se irá repitiendo muchas más veces a lo largo de tu día.
Al estar pendiente de tu móvil, o de cualquier otra distracción que pueda surgir, estás fragmentando tu atención. En otras palabras, estás entrenando tu cerebro a distraerse, haciendo que cada vez resulte más difícil centrate durante un tiempo largo en una sola tarea específica.
Aunque tengamos la sensación de que interrumpir lo que estamos haciendo no es para tanto, en realidad la ciencia ha demostrado que empleamos unos 20 minutos en concentrarnos. Esto quiere decir que si empiezo una tarea y a los 15 minutos la interrumpo, emplearé otros 20 minutos en volverme a concentrar y entonces a estar en un estado mental óptimo para llevarla a cabo.
Lo peor de todo es que las distracciones son tramposas ya que nos dan la falsa sensación de estar haciendo algo, es decir, de estar siendo productivos/as. ¡Nada más lejos de la realidad!
Saltear de una actividad a otra, además de fragmentar nuestra atención, sólo nos mantiene ocupados en algo de poca importancia, que no nos permite avanzar en el estudio, trabajo o proyectos personales.
Hay una gran diferencia entre ser productivos/as y estar ocupados/as.
¿Cuándo fue la última vez que pasaste 30 minutos sin ninguna interrupción?
Empieza a observarte , este es el primer paso para poder librarte de la adicción a la distracción y poco a poco entrenar tu concentración y tener tiempo para ti de mejor calidad.
Si nos estamos preparando un examen y este es de tipo test, tendremos que utilizar una estrategia de estudio específica que se difiere, por ejemplo, de la que utilizaríamos si el examen fuera de desarrollo.
¿Por qué? Pues porque en el primer caso, no vale sólo con entender los conceptos de nuestro tema, ya que nos van a preguntar información muy específica y a veces con preguntas tramposas en las que una sola palabra puede hacer la diferencia.
Para estudiar de la forma más efectiva un temario para un examen tipo test te aconsejo seguir estos pasos:
Hacerlo facilitará que tu lectura del tema sea más selectiva, es decir, enfocadas en las preguntas que salen en el test correspondiente.
Es el momento de comprender el contenido y al mismo tiempo ir identificando las partes importantes, relacionadas con las preguntas del test.
Durante esta segunda lectura vamos a subrayar las palabras clave o la información específica que después vamos a memorizar. En esta fase te aconsejo avanzar por pequeños pasos, por ejemplo puedes dividir esta lectura por párrafo. Antes de pasar al siguiente para y hazte preguntas guia. Por ejemplo:
Para ello te aconsejo crear un palacio de la memoria y un mapa mental para organizar la información y poderla también repasar.
Ahora toca evocar la información, es decir comprobar que la recuerdas. Para ello retoma tu test y contesta a las preguntas. Si alguna te genera duda o no sabes contestar, entonces pon a su lado un pequeño símbolo para luego volver a centrarte en ella.
Una vez identificadas estas preguntas más tramposas o difíciles, aplica las técnicas de aprendizaje visual directamente en ellas. En otro artículo te explico cómo hacerlo.